Asi que, cada vez que un cliente me hace una pregunta, inmediatamente asumo que es algo estupido. Pongo mi cara de "oh!-gracias-por-comprar-con-nosotros,-sus preguntas-u-opiniones-son-muy-importantes-para-mi" y escucho lo que sea que salga de sus bocas.
Este cliente en particular, sin embargo, me dejo perpleja y me recordo que no todas las personas son iguales. Empezo por preguntarme cosas tontas con relacion a nuestra maquina ortopedica para los pies, como en donde presionar, que boton apretar (a pesar de haber solo dos), cuando presionarlo y que hacer. Cuando ya mi ayuda a este cliente estaba apunto de concluir, me pregunto de donde era. Me imagino que noto mi acento (que, por cierto, no me gusta! Detesto tener un acento. Hace que la gente se de cuenta que no soy de aqui, que soy una intrusa. Lo que es cierto, pero no me gusta cuando me hablan mas despacio, como si no entendiera ingles a pesar de haber conllevado una conversacion totalmente normal con ellos 10 minutos atras). Le dije que era de Peru. Y ella me dijo que ella queria ir alli. Que ella era una persona que viajaba mucho, que habia estado en Ecuador, pero que queria ir a Cuzco y recorrer el Camino del Inca. Me pregunto si alguna vez lo hacia hecho y le dije que no por cuestion de tiempo ya que te toma dias para completarlo. Pero que si habia ido a Machu Picchu y que era precioso. Me pregunto si Canada me gustaba y le dije que si, que hacia mucho mas frio que en Lima pero que ya me habia acostumbrado. Y luego, dijo algo que me llamo la atencion. Ella dijo "La gente no es la misma, verdad? A mi me parece que los canadienses no se dan cuenta que afortunados son en vivir en un pais como este". Y era cierto. La gente aqui es distinta. Siempre quieren "su espacio", y alegan que sus derechos no son respetados, que son explotados, que los margenes de pobreza con muy altos, etc etc.
Y todo esto me recordo a uno de mis primeros trabajos en Lima. Solo dure dos dias. Fui azafata en una discoteca limenia muy recurrida. Mi turno empezaba a las 7 de la noche y terminaba a las 9 de la maniana del dia siguiente. No tenia descansos, no estaba permitida sentarme o comer, y si no vendia lo suficiente, debia quedarme horas extra. Si mis propinas excedian los 10 soles, debia dejar el 10% a la discoteca. Y no me podia quejar. Como te ibas a quejar, si nadie lo hacia! Y si lo hacias, la regla era "Si no te gusta, te puedes ir. La puerta esta abierta", y podrias tener la certeza que tendrian 3 reemplazos al termino del dia. Mi primer dia no fue tan malo. Termine a las 6 de la maniana, y me lleve S/.9 en propinas. El segundo dia, sin embargo, fue horrible. No vendi tanto como las otras azafatas con mas experiencia asi que me tuve que quedar hasta las 10 am tratando de vender mas licor y comida a los ultimos parranderos de la maniana, cansados y borrachos. Mis papas se preocuparon ya que no podian llamarme al celular y no habia llevado a la casa a las 7:30am, asi que decidieron ir a recogerme o ver que pasaba. Recuerdo verlos en la puerta del local, preguntando por mi al vigilante, y y trate de no llorar. Estaba tan contenta de verlos y saber que me iban a sacar de ese lugar tan feo donde solo se me permitia tomar agua (sin hielo, eso tenia costo adicional). No me pude controlar. Todo el mundo me vio llorar...
Y ese fue mi ultimo dia en ese trabajo. Al salir me dijeron que podia regresar el siguiente fin de semana a recoger mi cheque. Nunca fui. Solo hacia 30 soles el turno, y por esa cantidad de dinero no iba a enfrentar a esos explotadores otra vez... que me vieron llorar cuando mis papas vinieron a reclamar a su hija, ni mucho menos! Tengo mi orgullo!!

Y luego pense... Me gustaria mucho, mucho poder mostrarles a mis hijos esa parte del mundo. La injusticia, la desigualdad, la pobreza extrema y la miseria. Les enseniaria a ser humildes y agradecer por lo que tienen y la gente que conocen. A ser siempre amables los unos con los otros. A ser respetuosos incluso con la gente que te pregunta si trabajas aqui a pesar de tener un uniforme completo y un fotocheck con tu nombre encima.
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